La silla de la discordia
Era el final de la jornada laboral, todo era igual que el día anterior e igual que el anterior del anterior; incluso el dolor de cuello y espalda baja. Pasaba la mayor parte del día sentada frente a una computadora con la cabeza inclinada hacia mi hombro para sostener el auricular del teléfono. La mayor parte del tiempo atendía a clientes por este medio, eso significaba que mientras sostenía el teléfono con el hombro, usaba la computadora para continuar con mis labores diarias. Las malas posturas, largos periodos de tiempo sentada y el estrés me hacían sentir dolor y cansancio, las molestias en el cuello y espalda baja fueron una constante. Cada vez me pesaba más la idea de enfrentar otro día bajo esas circunstancias, pero amaba lo que hacía y me sentía muy feliz apoyando a los clientes a resolver sus problemas. Traté de buscar una solución. En primer lugar detecté que mi silla no contaba con acojinamiento en el área lum...