11 errores de juventud
He visto muchas entrevistas de gente famosa y exitosa que dicen que no cambiarían casi nada
o nada de su pasado y que lo volverían a vivir.
Quizá yo no tenga tanta sabiduría, madurez o un elevado grado de consciencia para decir que yo
volvería a vivir mi vida tal cual. Me gustaría haber cambiado muchas cosas a una edad más temprana,
pero eso no quiere decir que ya haya aprendido y superado todos mis errores.
Siendo madre de adolescentes, me asusta pensar que alguno de mis errores de juventud, los esté
proyectando en ellas. Si bien cada quien tiene que vivir sus propias experiencias y aprender de sus
propias lecciones, esto podría ser una guía útil para estar alerta de los focos rojos que se presenten
en el camino.
Estos son los 11 errores de mi juventud
No enfocarme. Estar siempre tan distraída en la cantidad infinita de estímulos con los que
contamos hoy en día, sino también en querer hacer varias cosas a la vez, sin dedicar el
tiempo necesario para aprender, aplicar lo aprendido y especializarme hasta dominar un
tema o actividad.
No aceptar la perfección de mis imperfecciones. Estamos en una sociedad que nos reclama
a gritos no ser perfectos; nadie es perfecto y en la imperfección encontramos el valor y
potencial que a cada quien le fue regalado cuando vino a este mundo… si es que somos
capaces de reconocerlo y aceptarlo
No ser consciente de mis reacciones inconscientes. Es increíble cómo volvemos a caer en el
mismo error una y otra vez, pero lo más increíble es que no aprendemos ni estamos alerta de
las señales que manda nuestro inconsciente
Apresurarme a etiquetar una situación o evento como bueno o malo. Debemos aceptar las
cosas como son, y reconocer que muchas veces aquello que etiquetamos como malo,
realmente es un aprendizaje enriquecedor o un milagro en nuestra vida.
Quejarme. No hay nada más tóxico para nuestro cuerpo como para nuestra alma que
quejarse; nos roba tanta energía y nos hace vernos como una persona desempoderada
y pequeña ante la menor dificultad de la vida.
No agradecer. Es tan fácil dar por sentado las cosas que ya tenemos que no nos damos
la oportunidad de maravillarnos y agradecer por las pequeñas y grandes cosas de la vida.
Pensar que una situación o evento durará para siempre. Lo hayamos etiquetado como
positivo o negativo, cualquier evento no durará para siempre, la vida tiene sus altibajos y
es por ello que aunque una situación, por más adversa que parezca, se transformará
o desaparecerá. Lo importante es preguntarse: para qué estoy viviendo eso? qué
puedo aprender?
Futurizar. Los humanos tenemos la tendencia a sentir depresión por el pasado y ansiedad
por lo que está por venir. El pasado no determina tu futuro. Lo que construyamos hoy será
nuestro porvenir. A mejores decisiones tomemos hoy, mejores resultados tendremos en
el futuro.
No estar presente. Esto está relacionado con el punto anterior, vivimos desplazándonos
entre el pasado y el futuro, sin percatarnos de que lo único que tenemos es el ahora, el
momento presente. El pasado ya pasó, el futuro se construye con lo que hagamos hoy, el
eterno ahora.
Vivir con miedo. Todos sin excepción vivimos experiencias difíciles durante la niñez, vivencias
que son necesarias para nuestro crecimiento y evolución. Vivir con un escudo protector nos
aleja de lo que creemos puede hacernos daño, pero también nos aleja de las cosas buenas
de la vida y de muchas oportunidades
Ceder mi poder. No tener el valor de decir “sí”, cuando quiero decir “sí”; y “no”, cuando quiero
decir “no”. Acallar nuestra voz y opacar nuestra luz para que los demás brillen más, es algo
que nos minimiza y nos mantiene aislados de nuestro potencial.
Todos hemos cometido errores en el pasado, para ti, qué errores te hubiera gustado detectar
y corregir a más temprana edad? Hay algo de lo que te arrepientas y desearías corregirlo?
o hay algo de lo que no te arrepientas, porque aprendiste una valiosa y trascendental lección
de vida?

Comentarios
Publicar un comentario